jueves, 20 de septiembre de 2018

LIBERTINIDAD

 
 

      El vocablo libertinidad procede del latín.

     No se halla en el DLE, aunque tiene algo de uso. Los sentidos que se le dan son el de ‘condición de liberto' (condición del esclavo que ha ganado la libertad) y el de ‘libertinaje’.
 
     Es vocablo bien formado y, además, lo emplearon algunos escritores de la época clásica:

     «Realmente, todos somos libertos en Cristo, ninguno libre, pues todos fuimos siervos de nacimiento redimidos no con plata ni oro, sino a peso de sangre del precioso cordero limpio y incontaminado; por lo cual nadie tenga por menor en la familia cristiana la libertinidad que la libertad…» (Martín Peraza, Primer tomo de sermones cuadragesimales y de la resurrección [1604], página 40; en la edición de 1605 está en la página 36, columna 1).

      «El repudio se permitió largo tiempo después, no pudiéndose llevar la dureza de los israelitas. Como en el trabajo habían sido humildes, en la prosperidad fueron arrogantes. Los milagros que hacía Dios con ellos no les causaban moderación y continencia; eran estímulos para la libertinidad» (Antonio de Fuertes y Biota, Vida de Moisén, glosada con sentencias y aforismos políticos [1657], página 314; en la edición de 1661 está en la misma página).

 
 

     Textos sacados de libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fecha de consulta y enlace: 20 de septiembre de 2018).


 
 
 
 

viernes, 14 de septiembre de 2018

SERMOCINAL, SERMOCIONAL


Sermocional o sermocinal.



     En el DLE hallamos el adjetivo sermocinal, procedente del latín, con el cual se designa lo perteneciente o relativo al modo de hablar en público.

     A veces se oye la variante sermocional —que también se usaba en latín—, la cual no se halla en el DLE; bien que la Academia no la desconoce. Así, vemos que en su CORDE ofrece la siguiente cita del escritor clásico Juan Pérez de Moya:

      «Los que dijeron ser las musas tres entendieron las tres artes sermocionales —por las cuales se llega al conocimiento de la sabiduría—, que son gramática, retórica y dialéctica» (Filosofía secreta de la gentilidad [1585]).

     Y hallamos estas otras citas en la Red:

     «No dejaré de escribir, para que ría un rato el lector, la conseja que refiere Sanctio Porta en unas introducciones sermocionales sin citar autor ni libro del cual lo haya sacado» (Luis de Urreta, Historia eclesiástica, política, natural y moral de los grandes y remotos reinos de la Etiopía [1610], página 651).
 
     «Todos estos autores dividían las ciencias de los caldeos y gitanos en cuatro partes: en matemáticas, filosofía divina y moral y sermocional» (Bartolomé Jiménez Patón, Mercurius Trimegistus [1621], dedicatoria a fray Esteban de Arroyo).

      «La gran industria que ese pintor usó en esa figura es tan celebrada de muchos y tan a propósito para muchas cosas —y, principalmente, para nuestra plática sermocional— que dudo haber cosa que pueda venir más a cuento» (Juan de Guzmán, Retórica, parte I [1589], página 81).
 


                                                                          Fuentes

     REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es> [Fecha de la consulta: 14 de septiembre de 2018].

     Libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fecha de consulta y enlace: la misma).





 

 

miércoles, 12 de septiembre de 2018

CERVICOSO


Cervicoso: testarudo


     El adjetivo cervicoso (‘terco, testarudo’) procede del latín.

     No se halla en el DLE, aunque la Academia no lo desconoce: tanto en su fichero como en el NTLLE menciona varios léxicos antiguos (el de Terreros y Pando, el de Salvá, el de Zerolo…) que recogieron el vocablo. Además, la propia Academia lo incluyó en su inacabado Diccionario histórico de 1936.

     Su casticidad la acreditan los escritores de la época clásica:

     «… por ser la parte donde se asienta el yugo y en que el hombre muestra su rebeldía, que, de mostrarse con cerviz dura y tiesa, se llaman cervicosos: que al que lo era entre los romanos le torcían la cerviz, como en enmienda de su rebeldía y pertinacia…» (Nicolás Bravo, Marial y decenario de rosas de la madre de Dios [1625], 158 vuelta, columna 1).

     «Fue notable el caso del sacerdote Elí, que en ser remiso y blando tuvo notable obstinación; y fue hombre cervicoso, pues la pasión del amor de sus hijos le hizo que no los castigase como él sabía que ellos lo merecían y Dios fuera mejor servido; mas su remisión y obstinación en ella le fue castigo riguroso en la vida y no careció de misterio la muerte…» (Lucas de Montoya, Sentido metafórico literal de todos los lugares de la Sagrada Escritura [1627], página 179 vuelta, columna 1).

     «… mas la parte herida significó su dureza empedernida contra sus obligaciones, porque todo hombre puesto en oficio eminente que no cumple con ellas por su malicia dice la Escritura que es sordo, cervicoso y inobediente…» (Lucas de Montoya, Sentido metafórico literal de todos los lugares de la Sagrada Escritura [1627], página 179 vuelta, columna 2).



                                                                         Fuentes

     FicheroNTLLE de la RAE (fecha de consulta y enlace: 12 de septiembre de 2018).

     Libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fecha de consulta y enlace: la misma).





jueves, 6 de septiembre de 2018

INTERPOLAR


Interpolar no solo sirve para cosas.



     El DLE define el verbo interpolar de tal manera que parece que solo puede usarse para hablar de cosas.

     Pero hallamos alguna cita de la época clásica que acredita que las personas también se pueden interpolar:

     «Fueron entrando por la puerta de la sacristía los grandes, prelados, embajadores, gentileshombres de cámara, de la boca y de la casa, mayordomos, caballerizos, pajes, predicadores, capellanes, reyes de armas, maceros, músicos de las dos capillas —la real y la de la Encarnación— con los que se mencionarán después. Y, por la puerta de la Lonja, los consejos —que el real de Castilla llegó a las dos de la tarde con grande número de relatores, escribanos de cámara y de provincia, que iban interpolados en el acompañamiento con los alguaciles de Casa y Corte, procuradores y otros ministros—, todos con chías…» (Juan de Vera Tassis y Villarroel, Noticias historiales de la enfermedad, muerte y exequias de la esclarecida reina de las Españas doña María Luisa de Orleans [1690], página 183).

 


     Texto sacado de libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fecha de consulta y enlace: 6 de septiembre de 2018).