El adjetivo solívago procede del latín. Su significado es 'que va o anda solo' y, en general, 'solo, solitario'.
Aunque tiene algo de uso, falta en el DLE. Con eso, la Academia no lo desconoce, ya que en su fichero acredita la casticidad del vocablo con un ejemplo del poema Endimión, compuesto por el escritor clásico Marcelo Díaz Callecerrada y publicado en 1627:
<<Yo te rindo solívagos cuidados,/ porque en serena noche eres Dïana;/ por hija de los cielos soberanos…>> (página 28 vuelta).
En dicho poema hallamos también este otro ejemplo:
<<El hijo de Cilene los talares/ movió, ligero, con su fuerza alada/ y a Dïana en solívagos lugares/ halló con rudas fieras ocupada>> (página 11).
Y en la traducción de la obra de san Agustín La Ciudad de Dios, hecha por Antonio de Rois y Rozas [1614], leemos:
<<Porque habiendo criado a los demás animales, a unos solitarios y, en alguna manera, solívagos (esto es, que apetecen y gustan más de la soledad y de andar solos, como son las águilas, milanos, leones, lobos y todos los demás que son deste jaez); a otros los hizo amigos de andar congregados…>> (página 350, columna 1).
Fuentes:
Fichero general de la RAE, consultado el 16 de marzo de 2017.
Libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fecha de consulta y enlace: la anterior).
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