miércoles, 28 de marzo de 2018

CRISTIANAR, CRISTIANIZAR



Cristianar, cristianizar



     Según el DLE, los verbos cristianarcristianizar no son sinónimos: el primero significa ‘bautizar’; el segundo, además de ‘convertir al cristianismo’, ‘conformar una cosa con el cristianismo’. 

     Algunos hablantes no atienden a esta distinción, por lo que emplean cristianar con el sentido amplio de cristianizar; pero ello no parece que deba considerarse incorrecto, pues se hacía también antiguamente, como prueban los siguientes textos de la época clásica:

     «… donde se ve que en la circuncisión de los etíopes no hay atendencia ni respeto alguno a la ley de Moisén, sino que en ellos, antes del Evangelio, fue ceremonia gentílica; y, así, se circuncidaban hombres y mujeres; y después la cristianaron cuando recibieron la fe» (Luis de Urreta, Historia eclesiástica, política, natural y moral de los grandes y remotos reinos de la Etiopía [1610], página 469).

     «En esta cláusula dijo el filósofo gentil más de lo que supo, pues ignoraba la verdadera sabiduría, que es el conocimiento del verdadero Dios, con un cierto género de sabor en la voluntad. Yo, cristianando sus palabras, las ajusto a estos escritos y al escritor de ellos» (Censura que hace Gabriel López Navarro de la obra de Francisco de Santa María Reforma de los descalzos de Nuestra Señora del Carmen, tomo I [1644]).
 

     La propia Academia ofrece en su CORDE esta cita de la obra de fray Juan Márquez El gobernador cristiano [1612 – 1625]:

     «… porque, tratando de las virtudes de Moisén, tuve por necesario cristianar la letra con los misterios de la ley de gracia…». 
 
 
 
                                                                             Fuentes:

     Libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fecha de consulta y enlace: 28 de marzo de 2018).

     REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es> [Fecha de la consulta: la misma].
 
 
 
 
 

lunes, 26 de marzo de 2018

GAUDEAMUS IGITUR


El Diccionario histórico progresa.



     Con alegría hay que recibir la noticia de que la Academia está añadiendo buen número de nuevos artículos a su Diccionario histórico.

     Tal obra es, sin duda, la más importante de las que debe acometer la RAE, y ello porque pretende recoger todos los vocablos de nuestro idioma, precisando las fechas y los textos en que se hallan por primera vez.

     La utilidad de tal diccionario será inmensa: en el usual faltan infinitas voces que se oyen con cierta frecuencia (como las que yo pongo en esta humilde ciberpágina). Para colmo de males, muchos de esos vocablos se han considerado galicismos, anglicismos o barbarismos, aunque no lo son; por manera que, una vez terminado el Diccionario histórico, gran parte de las dudas relativas al uso correcto de la lengua desaparecerá.

     Ya lo decía el prólogo de aquel otro que se comenzó en 1933 y que, a causa de la guerra civil española, no pudo terminarse:

     «… permite a esta corporación justificar ante los millones de personas que en ambos mundos hablan nuestra hermosa lengua el acogimiento de copiosísimo número de vocablos y acepciones que se han ido agregando al Diccionario vulgar desde sus primeras ediciones hasta ahora, y cuya aceptación ha sido a veces discutida por quienes, sin tener a la vista los testimonios de que en abundancia dispone la Academia, no podían juzgar con cabal conocimiento de causa».



 

martes, 20 de marzo de 2018

REUMOSO


Reumoso: que tiene reuma.

 

     En el DLE no está el adjetivo reumoso (‘que tiene reuma’), aunque es vocablo clásico y castizo:

     «Algunos han dicho que por la mucha humedad que tiene la lengua, la cual, parando la gruesa, impide la habla. Mas diría que este defecto está antes en el gaznate reumoso y tupido de humores que en la lengua, lo cual paresce claro cuando tenemos catarro, que no podemos hablar» (Jerónimo Campos, Silva de varias cuestiones naturales y morales [1575], página 86).

     «… para que se entienda que, de la manera que de la cabeza enferma y reumosa participan todos los miembros del cuerpo —sobre que ella influye de su enfermedad y trabajo, y los enferma a todos—, así los pueblos y los hombres buenos y sanos suelen enfermar por estar en compañía de los hombres malos…» (Miguel Ángel Almenara, Pensamientos literales y morales sobre los Evangelios de las domínicas del Adviento, de la Epifanía, de entre las dos Pascuas y de las fiestas ocurrentes entre ellas, tomo II [1623], página 103, columna 2).


     Hoy día tiene rarísimo uso.



     Textos sacados de libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fechas de consulta y enlace: 20 de marzo de 2018).
 
 
 

martes, 13 de marzo de 2018

CHINÉS


Chinés o chino

 

     Solemos llamar chino al natural de la China, bien que algunas veces se oye también chinés, vocablo que no se halla en el DLE.

     A pesar del parecido de chinés con el inglés chinese, su uso comenzó en la época clásica, por lo que no puede tacharse de anglicismo:

     «¿Quién podrá decir la admiración que resultó en los ánimos de los árabes, persas, indios, chineses, catayos y de otras mil bárbaras naciones, viendo cómo una armada de gentes cristianas, venida de lo último de España, entraba en los puertos de la India sin temor alguno?» (Pedro de Siria, Arte de la verdadera navegación [1602], dedicatoria a Felipe III).

     «La comodidad desta isla y colonia ha dado ocasión a algunos religiosos para pasar a la China. Algunos han entrado en ella desde las Filipinas, pero con más daño que provecho, porque, habiendo sido con más celo que sciencia, han dado ocasión a los chineses —allende de otros desórdenes— para que redoblasen la diligencia y vigilancia…» (Jaime de Rebullosa, Historia eclesiástica y estado presente de la religión en todos los reinos de Europa, Asia y África, sacadas de las relaciones toscanas de Juan Botero [1610], página 178 vuelta).

     «La cristiandad de la China, si bien podemos decir que la comenzó el mesmo S. Javier porque baptizó algunos chineses, y yo he confesado uno que tenía más de cien años y me dijo fuera baptizado por el santo…» (Hernando de Molina y Saavedra, Epístola apologética a la majestad católica de D. Felipe el Grande [1650], página 236).


 

     Textos sacados de libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fecha de consulta y enlace: 13 de marzo de 2018).

 



lunes, 12 de marzo de 2018

TEMBLAMIENTO


Temblamiento o temblor



     El sustantivo temblamiento no está en el DLE, aunque se oye a veces. Significa lo mismo que temblor.

     Es vocablo castizo, como acreditan estas dos citas de escritores de la época clásica:

     «Cuestión.- ¿Qué lo causa que muchas veces nos toman unos temblamientos repentinos y nos estremecemos y nos esperezamos?
     Solución.- Así como los terremotos de la tierra y sus temblamientos proceden de aires que están encerrados dentro…» (Jerónimo Campos, Silva de varias cuestiones naturales y morales [1575], página 91 vuelta).

     «… pues, al séptimo día, estando acabada la misa, sintió en todos sus miembros un temblamiento extraordinario…» (Lorenzo Benedio, Historia de la iglesia, imagen, s. hilo, milagros de Nuestra Señora de Laken [1635], página 81).



     Textos sacados de libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fecha de consulta y enlace: 12 de marzo de 2018).
 
 
 
 
 
 

miércoles, 7 de marzo de 2018

NEGOCIOSIDAD


Negociosidad



     El sustantivo negociosidad no está en el DLE, aunque se oye a veces. Designa el esfuerzo y la mucha diligencia que uno pone en sus negocios.

     Es vocablo que nació en la época clásica, como acreditan las siguientes citas de la obra de Antonio Pérez Ramírez Armas contra la fortuna [1698]:

     «Ellos, los mundanos, se ocupan en adquirir temporales riquezas, broma vil y ponderosa del alma; mas nosotros, desde aquella inaccesible altura, nos reímos de esta baja y terrena negociosidad, seguros de todo furioso tumulto…» (página 24).

     «… mejor y más imitable dechado de la suspensión del trabajo, san Lucas evangelista, que, fatigado con los negocios del espíritu, se alegraba con los ejercicios del pincel; san Juan evangelista, sumario en quien recopiló Dios toda su virtud, para enseñar al hombre que es imposible la incesable negociosidad, él mismo jugueteaba con una perdiz que alimentaba para su recreación…» (página 404).


 

      Textos sacados de libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fechas de consulta y enlace: 7 de marzo de 2018).

 


 
 

viernes, 2 de marzo de 2018

NEPTUNINO


Neptunino es lo mismo que neptúneo.


     En el DLE hallamos el adjetivo neptúneo (‘perteneciente o relativo al dios Neptuno o al mar’), pero no neptunino, que se oye a veces y que tiene el mismo significado.

     La Academia, en su CORDE, nos ofrece varias citas de escritores clásicos que acreditan la casticidad del vocablo:

     «… desprecia la región pura del viento,/ pisa en su esfera el superior camino;/ cual suele por su líquido elemento/ la gran hija del reino neptunino,/ bella madre de Amor, surcar, ingrata,/ en tronos de cristal campos de plata…» (Juan de Tassis y Peralta, Poesías [1599 - 1622]).

     «Ternás buen viento, y ocasión forzosa/ para sulcar el reino neptunino,/ y volver a tu Ténedo dichosa» (Diego Mejía, Parnaso antártico de las obras amatorias, primera parte [1608]).

     «Todo te ayudará, coge al momento/ las anclas, corta el golfo neptunino./ Amor será el piloto, y dará al viento/ las velas, con su tierna y blanda mano…» (ibidem).


     Y en la Red hallamos más citas:

     «… veis a Venus, que trae la medicina,/ mostrando blancas velas y redondas/ que vienen por el agua neptunina» (Benito Caldera, traducción de Os Lusíadas, de Camões [1580]).

     «Yo fui quien, violentando el timón duro,/ me despeñé en la corte neptunina,/ precipitando el roble soberano/ de quien fue norte mi robusta mano». (Juan Francisco de Enciso Monzón, traducción de la Eneida [1698], página 115, columna 1).

     «Herida de la furia neptunina,/ se vio en medio del vado naufragante/ y, cayendo los hombres en su abismo,/ temieron el postrero parasismo» (ibidem, página 197, columna 1).



                                                                          Fuentes:

      REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es> [Fecha de la consulta: 2 de marzo de 2018].

      Libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fecha de consulta y enlace: la misma).