El verbo centinelear, derivado del sustantivo centinela, no lo trae el diccionario de la Real Academia –y ninguno otro que conozcamos-; pero procede del español clásico, ya que lo hallamos en la obra del sefardí Abraham Pereyra, que vivió en Flandes y que, en 1671 -5431, según el calendario judío-, publicó una obra titulada Espejo de la vanidad del mundo:
<<…se salió y, desde un alto lugar, dio voces al capitán Abner, diciendo que él y todos los suyos merecían la muerte, porque se habían dormido, cuando debían de centinelear la persona del rey>> (página 322).
Por lo que hemos podido averiguar, mirando la Red, este verbo, tuvo uso, aunque muy escaso, en España hasta no hace tanto tiempo, pues en GOOGLE BOOKS sale la siguiente cita, del siglo XIX:
<<…se cerca el palacio y la casa del almirante, centineleando toda la noche…>> (página 297 de la obra Elementos de la historia general de España desde el diluvio universal hasta el año de 1826, de Santiago de Alvarado y de la Peña, publicada el mismo año).
Hoy día solo se usa en América.
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