Otro vocablo que, leyendo libros antiguos, hemos encontrado, pero que no vemos en ningún diccionario, es el verbo ilusar.
Dicho verbo está en la obra del escritor clásico fray Gabriel de Aranda, publicada en 1696, El artífice perfecto ideado en la vida del v. hermano Francisco Díaz del Ribero (página 288):
<<…y, entonces, el demonio, viendo lo que al hombre pasa, le está facilitando las cosas, ayudándose de cuanto sabe y puede adelantar y conservar al tibio en este daño y perdición de fervor; ayudándose, entonces, de las pasiones del hombre, de sus depravados apetitos y malas inclinaciones, pretendiendo hacer guerra al hombre con las armas que tiene en su casa; y con el mismo daño que conserva de puertas adentro en la viciada naturaleza y en orden a hacer suyas estas armas dañosas para el hombre y ganarlas, para tenerlas de su mano, se vale de aquellas inteligencias sutiles con que suele ilusar y engañar al hombre…>>
El sentido de ilusar parece que deriva del que se le daba a iluso en aquella época, según el Diccionario de autoridades:
<<Rigurosamente, quiere decir engañado o burlado; pero en nuestro castellano se toma casi siempre y se aplica al que está engañado y falsamente persuadido del demonio en materias de aparente virtud>>.
El sentido de ilusar parece que deriva del que se le daba a iluso en aquella época, según el Diccionario de autoridades:
<<Rigurosamente, quiere decir engañado o burlado; pero en nuestro castellano se toma casi siempre y se aplica al que está engañado y falsamente persuadido del demonio en materias de aparente virtud>>.
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