El adjetivo experiencial (que designa lo 'perteneciente o relativo a la experiencia') se incluyó hace algunos años en el Diccionario de la lengua española.
El uso que tiene dicha voz hoy día trae causa del inglés experiential, pero nos resistimos a tacharla de anglicismo: en primer lugar, porque está bien formada (a semejanza de circunferencial, confidencial, diferencial, obediencial, pestilencial, providencial, prudencial...); en segundo lugar, porque el sustantivo experiencia carecía del adjetivo correspondiente; y, en tercer lugar, porque ya se empleó en la época antigua, como se prueba con el siguiente pasaje del escritor clásico Matías de los Reyes:
<<Por manera que sacamos destas palabras de Casiano que hay magia diabólica y que el demonio, émulo a la Majestad Divina, quiso también hacer su ciencia, por cuyo medio se usurpase la adoración a solo Dios debida. Y, para comprobación desto, no bastando las doctrinas de santos y doctores que lo aprueban –de que después diré algo-, trairé algunos ejemplos, pues estos son los instrumentos con que se obra el sosiego y descanso de toda duda. Y, si hubiese alguno que negase estos (como dice el Filósofo de los que niegan el movimiento y la razón experiencial) merecerá ser castigado como niño o como el cura de cierta aldea, cuyo suceso hace dos luces a mi propósito>> (Para algunos [1640], páginas 33 vuelta y 34).
Libro de dominio público de GOOGLE BOOKS (fechas de consulta y enlace: 23 y 24 de noviembre de 2016).
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