En la América hispanohablante, a veces, se oye la expresión <<engallinársele (a alguien) la piel -o la carne->>, en lugar de la más común <<ponérsele (a alguien) la piel -o la carne- de gallina>>.
Aunque el verbo engallinar no está recogido en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, no puede considerarse barbarismo, porque su formación se ajusta a las reglas de nuestro idioma (del mismo modo que encastillar, encallecer, envenenar y similares).
Por otra parte, se halla algún ejemplo de su uso en lo antiguo, en el español clásico:
<<Muchos pierden la batalla, si no valen, por uno; y pocos obran a maravilla si pelean de corazón. Es el miedo mal contagioso; destiérrense los cobardes, que engallinan batallones>> (Daniel, cortesano en Babilonia, de José Laínez [1644], página 288, columna 1).
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