viernes, 30 de septiembre de 2016

HURAÑEZ

Hurañez es vocablo que se usa en América, aunque procede del español clásico


     En el Diccionario de la lengua española hallamos el sustantivo hurañía (<<repugnancia que alguien tiene al trato de las gentes>>), pero no hurañez

     El fichero de la RAE nos da noticia del segundo vocablo, del que dice que se usa mucho en Chile; también, al parecer, en otras naciones de América.

     Nosotros, al buscar la voz en la Red, hemos visto que procede del español clásico:

     <<Esto gana voluntades, rinde corazones, al paso que la hurañez y sequedad irrita y desazona…>> (Francisco Verdugo, Sermón cuarto en la octava que la católica majestad del rey, nuestro señor, mandó celebrar en el convento del Carmen Descalzo [1627], página 16).

     <<…que muchas veces os he insinuado desa retirada hurañez de vuestro natural…>> (Antonio López de Vega, Heráclito y Demócrito de nuestro siglo [1641], página 3).

     <<…que, en vez de recibirla con agasajo, parece que la despide con hurañez…>> (Andrés Semple de Tovar, Sermones varios de festividades y santos [1644], página 166, columna 2).

     <<No quiero tratar con esquiva hurañez ni a los mismos gentiles…>> (Francisco Ignacio de Porres, Discursos morales, tomo VI [1646], página 225, columna 2).
  


domingo, 25 de septiembre de 2016

SERIOSO

Serioso es adjetivo castizo. Significa lo mismo que serio.


     En América –y en algunas partes de la propia España- se oye a veces el adjetivo serioso ('serio'), que no está en el DLE. 

     Aunque, a primera vista, podría echarse a anglicismo (serious) o galicismo (serieux), el adjetivo serioso es, ante todo, voz latina (seriosus, seriosa, seriosum), bien que tardía. Al parecer, nació en la Edad Media y se siguió empleando en la Edad Moderna. 

     Del latín pasó al inglés y al francés, pero también al español. El fichero de la RAE nos da una cita que acredita el uso de serioso en nuestra lengua ya desde la época clásica:

     <<…para que diga en un acto tan serioso palabras impúdicas>> (Francisco de Posadas, Triunfos de la castidad contra la lujuria diabólica de Molinos [1698]).

     Y en libros antiguos disponibles en la Red hallamos más ejemplos:

     <<…abominarán todos el crimen de la novedad viendo introducida la chanza en tan seriosa materia>> (Román Montero de Espinosa, Diálogos militares y políticos discurridos por Heráclito y Demócrito sobre las campañas y ejércitos de Flandes [1654], página 112).

     <<…que no satisfecho con la seriosa e importante carga del gobierno político y militar…>> (Teatro moral de la vida humana en cien emblemas, con el Enquiridión de Epicteto [1672], dedicatoria a don Luis de Benavides, al comienzo de la traducción del Enquiridión –de la página 208 en adelante-).

     <<Considera seriosamente cuán poca parte de tu vida empleas en su servicio, cuando estás obligado a emplearla toda>> (traducción de la Guía para el cielo, escrita en latín por Giovanni Bona [1673], página 3).

     <<Entendió la prudente virgen a qué se ordenaban palabras tan preciosas, tan favorables y tan seriosas de el delicado y tierno Esposo>> (Jacinto de Parra, traducción de La bienaventurada Rosa peruana de S. María de la Tercera Orden de Santo Domingo [1668], página 274, columna 2).



martes, 20 de septiembre de 2016

ANTIDOTAL


Antidotal, adjetivo que significa <<bueno como antídoto>>
 

     En inglés, se usa del adjetivo antidotal con el significado de 'bueno como antídoto'.

     En nuestro idioma, aunque el DLE no recoge tal vocablo, lo emplean también algunos; pero entendemos que no incurren en anglicismo por dos razones de gran peso: 

     La primera, porque no tenemos adjetivo correspondiente a antídoto; y antidotal, precisamente, se deriva de tal sustantivo de la misma manera que otros adjetivos españoles terminados en –al. Así, por ejemplo, de arsénico se deriva arsenical; de clérigo, clerical; de filósofo, filosofal; de diálogo, dialogal; de astrólogo, el anticuado astrologal...

     La segunda, porque en el latín de la Edad Moderna se usaba el adjetivo antidotalis y algunos de nuestros escritores clásicos también lo usaron en castellano. 
     Lo confirmamos con las siguientes citas que hemos hallado en la Red:
     <<El veneno más mortal/ no tiene qué corroer,/ ni la censura, morder;/ que en sí está el antidotal>> (Décimas de Martín de Aldana Maldonado, incluidas al principio de la obra Invectiva poética contra cinco vicios: soberbia, invidia, ambición, murmuración y irade Luis Sánchez de Melo [1641], página 18 de la edición de la BDH).
    <<Así, el más venenoso tiene grande contraveneno y los más antidotales tienen también mucho veneno en sí>> (Juan Nieto de Valcárcel Disputa epidémica: teatro racional donde, desnuda la verdad, se presenta al examen de los ingenios [1685], página 33). 



jueves, 15 de septiembre de 2016

ENGALLINAR


Engallinar es verbo castizo y significa volver gallina -esto es, cobarde- a alguien


     En la América hispanohablante, a veces, se oye la expresión <<engallinársele (a alguien) la piel -o la carne->>, en lugar de la más común <<ponérsele (a alguien) la piel -o la carne- de gallina>>.

     Aunque el verbo engallinar no está recogido en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, no puede considerarse barbarismo, porque su formación se ajusta a las reglas de nuestro idioma (del mismo modo que encastillar, encallecerenvenenar y similares).

     Por otra parte, se halla algún ejemplo de su uso en lo antiguo, en el español clásico:

     <<Muchos pierden la batalla, si no valen, por uno; y pocos obran a maravilla si pelean de corazón. Es el miedo mal contagioso; destiérrense los cobardes, que engallinan batallones>> (Daniel, cortesano en Babilonia, de José Laínez [1644], página 288, columna 1).



lunes, 12 de septiembre de 2016

CALPESTAR


     Calpestar es verbo que nunca ha estado en el Diccionario de la lengua española que publica la RAE, pero la corporación no lo desconoce, ya que tiene en su fichero la siguiente cita del escritor Felipe Gómez Vidaurre (1748 - 1818): 

     <<…se cierne este polvo en un cedazo hecho de alambres muy sutiles y después se extiende en cueros de vaca, donde se mezcla con sal, azogue y barro bien podrido, y versando un poco de agua se hace de todo una masa, la cual, por el espacio de ocho o diez días, se bate, se calpesta y revuelve diligentemente…>> (Historia geográfica, natural y civil del Reino de Chile).

     Su origen, probablemente, se halla en el italiano calpestare (proveniente del latín calce pistare, 'pisar con el calcañar'), que significa 'atropellar, pisar, pisotear', tanto real como metafóricamente.


calpestar, verbo que significa atropellar o pisotear


     En la Red hallamos más citas antiguas, como esta del siglo XVIII:

     <<…y finalmente calpestado de todos los anatemas de que hasta entonces se habían servido los papas contra los herejes…>> (Melchor Rafael de Macanaz Discurso sobre el poder que algunos doctores han querido atribuir al papa en lo temporal, publicado en el tomo VIII del Semanario erudito de Valladares y Sotomayor [1788] página 156).

     Más antiguas aún encontramos otras en la obra del clásico Francisco de San Juan y Bernedo Historia de la vida de Cristo y de María Virgen, Madre de Dios (del año 1698):

     <<…y, poco a poco, se iba quitando el debido culto al verdadero Dios para darlo a los ídolos; y la santa ley poco menos que calpestada>> (página 91, columna 1).

     <<“Veis aquí que os he dado la potestad de calpestar las serpientes y escorpiones…”>> (página 268, columna 1). 

     <<…y, haciendo lo contrario, calpestáis con los pies la justicia y no sois misericordiosos con los pobres>> (página 274, columna 1).

     <<“Rodeado de muchas turbas, de manera que se calpestaban con los pies…”>> (página 276, columna 2).

     <<…quedaron muertos treinta mil judíos huyendo del ejército romano y calpestándose unos a otros por su gran multitud>> (página 356, columna 2).

     <<Y aquel Señor que se sienta sobre los querubines, humilde, sin dar señal de indignación, permite ser calpestado con los pies de hombres inicuos>> (página 404, columna 1).

     <<…y, echándolo en tierra con violencia, lo pisaron, calpestaron y ultrajaron, descargando en él su ira, furor y rabia…>> (página 406, columna 1).

     Hoy día el verbo calpestar se sigue usando, aunque muy poco, como lo acredita este otro texto que también hemos hallado en la Red:

     <<Los indios presenciaban esta inaudita profanación con un horror que les hacía temblar. Su primer impulso consistía en arrojarse sobre el misionero y sacrificarlo allí mismo en holocausto expiatorio ante los dioses calpestados>> (Pedro Borges Morán, Análisis del conquistador espiritual de América [Sevilla, 1961] página 133).



miércoles, 7 de septiembre de 2016

RIDICULIDAD

Ridiculidad es voz correcta, como ridiculez

     El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua solo registra el sustantivo ridiculez y no ridiculidad, aunque el CORDE de la dicha corporación nos demuestra que tal vocablo se usa en nuestro idioma desde la época clásica:

     <<Pregunto ¿cómo se ha de atribuir esta pérdida del bastón de Judá al cometa, como a causa o como a señal? Como a causa no puede ser, porque sería ridiculidad y locura decirlo así...>> (Carlos de Sigüenza y Góngora Libra astronómica y filosófica [1690]).

      REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es> [consultado el 06-09-2016].

     Y, buscando en la Red, hallamos más citas antiguas que confirman la casticidad de la voz:


     <<Pues cierto es que si yo, que escribo este papel en México, hubiera de referir en él alguna cosa que consistiera en hecho sucedido en la mesma ciudad y de que, a haber sucedido, hubiera en ella y en sus archivos evidente noticia, que fuera ridiculidad referir el caso y probarle por haberlo oído así a un quídam en China, porque a cualquiera se le ofreciera la réplica; pues si este caso sucedió aquí y no hay aquí noticia o razón dél, eso sólo comprueba con evidencia que no sucedió y que fue engaño el rumor que dél hubo en China; y si sucedió y hay instrumentos, que es ridiculidad el probarle con el dicho del quídam en China, sino directamente por sus instrumentos...>> (página 339).

     Y en la descripción de D. Baltasar de Moscoso y Sandoval hecha por Antonio de Jesús María (también publicada en 1680): 

    <<O, si, como ha hallado su política, razones para justificar lo que gastan los príncipes con bufones, locos y otros sabandijos, las hallase para instituir una plaza de un desengañado, que tuviese por oficio hablar verdad a su dueño; cuánto más le importara un cuarto de hora deste que muchos años de las ridiculidades de esotros...>> (número 21555).

     Y, en el siglo XVIII, otra prueba del uso del vocablo nos la da El maestro de las dos lenguas: diccionario español y francés, francés y español, de Francisco de la Torre y Ocón (tomo II, del año 1731), en el cual leemos lo siguiente:

     <<Ridiculité. f. vulg. Ridiculidad, ridiculez, tontería>> (página 382). 

     Comoquiera que aún hoy día se oye, para que nadie dudara de su corrección, debería incluirse en el DLE.



viernes, 2 de septiembre de 2016

EL NUEVO CURSO ESCOLAR

la anglicanización de la educación en España

     No hace falta ser brujo para adivinar cómo comenzará el curso escolar: lo hará, de la misma manera que en estos últimos años, con el elogio de la anglicanización; bien que con su eufemístico nombre de bilingüismo, vocablo que ha ido mudando de sentido desde que hace quince años lo empezamos a oír, ya que, originalmente, designaba el dar algunas asignaturas en inglés para favorecer su aprendizaje y ahora significa lo contrario: darlo todo -raro bilingüismo- o casi todo en inglés, como si los centros de enseñanza españoles fueran, en realidad, anglosajones.

     Los políticos y quienes creen que, por medio de la anglicanización, librarán a sus hijos de trabajar con las manos –lo que, en España, consideramos una maldición- nos dirán, expresa o tácitamente, que lo importante es el inglés y no las matemáticas, la informática o las ciencias naturales –salvo que también estén en inglés-. No explicarán, sin embargo, por qué, si la lengua de Shakespeare es la única llave que abre las puertas del Cielo, han nacido centros de enseñanza que usan de más lenguas, como la francesa y la alemana, a pesar de que Francia y Alemania también padecen una fortísima anglicanización.

     Tampoco hace falta ser brujo para adivinar que nadie dirá ni una palabra de cómo proteger nuestro idioma de tanta anglomanía ni de los anglicismos que se nos están metiendo en casa. A nadie se le ocurrirá pedir públicamente la constitución de asociaciones de ciudadanos que denuncien tales atropellos. No oiremos a los juristas proponer que se apruebe una ley como la francesa de Toubon. Tampoco nos dirá ministro alguno si tiene planes para asegurar que los niños de naciones hispánicas en las que el español está en peligro (Puerto Rico, Filipinas, Sahara Occidental) reciban la enseñanza en nuestra lengua.