lunes, 30 de mayo de 2016

HACE CIENTO CINCUENTA AÑOS ERA EL FRANCÉS; AHORA, EL INGLÉS


DE LA PREPONDERANCIA DEL FRANCÉS HEMOS PASADO A LA DEL INGLÉS   


     <<Las ciencias con sus descubrimientos, las artes con sus máquinas y aparatos, la literatura con sus extravíos, las evoluciones y las revoluciones políticas con sus decepciones y desastres, todo lo vamos recibiendo de Francia: nuestro teatro se surte en abundancia de arreglos más o menos reglados del teatro francés, el cual nos ha regalado hasta el repertorio, voz que ya teníamos con otras acepciones, pero que hemos olvidado para aprender la nueva; francesas son, con raras excepciones, las novelas que lee nuestra juventud; vestimos telas francesas y con el corte que les place a los ministros de la moda de París; de París vienen muchos de los muebles que adornan nuestras habitaciones; si comemos en casa, lo hacemos a la francesa; las fondas, posadas y mesones se llaman hôteles y restaurantes, donde comemos a la carta o por lista; y nuestros más espléndidos saraos y festines tienen sus mesas abastecidas con vinos de Burdeos, Macon y Champaña, con pavos trufados en París, con dulces y pasteles labrados en Francia; de Francia nos vienen muchos medicamentos y a Francia vamos a bañarnos o a tomar las aguas minerales; por Francia viajamos muy a menudo y a Francia emigramos con no escasa frecuencia; además de algunas comisiones permanentes que tenemos establecidas en París, a aquella capital mandamos bastantes comisiones y pensionados temporeros; en todas nuestras escuelas e institutos de segunda enseñanza hemos puesto cátedras de lengua francesa; y colegios hay que se recomiendan al público anunciando que en ellos se habla exclusivamente el francés, lo cual debe de ser maravilloso para perfeccionarse en el castellano; nuestra deuda exterior, en fin, ha constituido en acreedores de España a la mitad de los franceses, circunstancia que no empece para que estos nos faciliten años ha el servirnos de su misma moneda (a cambio de la nuestra, se entiende), llevando su galantería hasta el punto de remitirnos abundancia de unas cosas llamadas porta-monedas, con lo cual podemos suprimir hasta los antiguos bolsillos.


     Esta enumeración, señores, es de todo punto exacta: preciso es confesarlo y no menos forzoso el resignarse. La Francia, por una serie de acontecimientos que registrará la historia, ha alcanzado un puesto altísimo en la jerarquía de los Estados europeos; sabe más y, por consiguiente, puede más que nosotros; las leyes de la atracción en el mundo moral son muy parecidas a las de la gravitación en el mundo material y no hay medios hábiles para librarse de la fatalidad de su acción. A la Francia yo se lo envidio todo, menos el idioma, a pesar de las dotes que algunos le encuentran y de las cuales en verdad no está desposeído. Venga, pues, del vecino imperio toda la luz que allí abunda, pero, al atravesar los Pirineos, descompongámosla por el prisma del idioma castellano. Imitemos a nuestro excelso fundador: francés era Felipe V; mas, al sentarse en el trono de Castilla, comprendiendo los deberes de jefe de la nación cuyos destinos iba a regir, uno de sus primeros actos fue sancionar la creación de esta Real Academia Española. Un pueblo puede aceptarlo todo de otro pueblo, menos el idioma, porque todo puede ser bueno menos el suicidarse; y un verdadero suicidio comete el pueblo que corrompe su lengua y la trueca por otra, y borra y anula el carácter más propio y expresivo de su nacionalidad>>.

     (Fragmentos del libro titulado Del arcaísmo y el neologismo -1863, páginas 45 y 46-, obra de Pedro Felipe Monláu y Roca, académico de la RAE).


Hace ciento cincuenta años Pedro Felipe Monláu clamaba contra los galicismos y la importancia de Francia; hoy sería contra la anglicanización


     Sustitúyase Francia por Estados Unidos; francés, por inglés; teatro, por cine; vino, por whisky, güisqui o huisqui -a gusto del consumidor-; háganse unos retoques más... y estos dos párrafos del insigne académico barcelonés, escritos hace ciento cincuenta años -ciento cincuenta y tres, para ser más exactos-, parecerán de hoy día.

     Por otra parte, los dichos párrafos también podrían servir para que los anglomaníacos reflexionasen un poco; pues, si hace siglo y medio eran Francia y el francés los que robaban la atención de los demás pueblos, y hoy Francia y el francés se hallan en la misma situación que los españoles, ¿quién nos asegura que dentro de unos decenios –no otro siglo y medio necesariamente- los anglosajones no se verán también así a causa de otro idioma?, ¿el chino mandarín quizás?



miércoles, 25 de mayo de 2016

ANGLICANIZACIÓN A TODA COSTA

  
Como gansos nos dejamos anglicanizar, con la cantinela de lo bilingüe


     No ganamos para sustos. Parecía que, con la justa reprimenda de la Real Academia por cantar en inglés en Eurovisión y con la campaña que la docta corporación ha hecho sobre la anglicanización de la publicidad, íbamos a mirar un poco más por nuestro idioma, cuando comprobamos que a los políticos españoles el español -que es lo que ellos hablan, por cierto- les importa un comino.

     Así, en un periódico de Castilla y León, leemos que la Consejería de Educación está revisando cada una de las secciones bilingües de los colegios de la comunidad para corregir los defectos y aumentar la calidad –del inglés, claro está-.

     Les debe de parecer que no han anglicanizado lo suficiente la educación; que el que se den en inglés las Ciencias Naturales, las Sociales, la Plástica y, a veces, más asignaturas, es poco y que hay que seguir… ¿pero hasta dónde? Quizás la respuesta sea <<hasta darlo todo en inglés, como si España fuera Nigeria>>; quizás la respuesta sea <<eso del bilingüismo es sólo el paso previo para el all in english>>.

     Nuestros políticos se afanan por convertir, a toda costa, la educación en una inmensa academia de inglés (ahora solo de inglés, aunque antes, cándidamente, hablaban de <<idiomas>>, en general). No callan con lo imprescindible que es el dominar la lengua anglosajona (ya no <<idiomas>>, en general); pero, en atención a que el presentarse a oposiciones es una de las aficiones más extendidas entre los españoles, el saber la Constitución y varias leyes orgánicas al pie de la letra también se ha convertido en imprescindible y –que yo sepa- los encargados de la educación no ponen gran empeño en que en los colegios e institutos los alumnos sepan tales leyes como el padrenuestro.

     Tampoco dicen –o no ven- que, una vez anglicanizada gran parte de la población, el dominio del inglés en España dejará de ser un mérito, de suerte que los que confíen en que sus hijos triunfen por sólo hablar perfectamente la lengua de Shakespeare acabarán frustrados –salvo que los manden después a un Estado anglosajón, donde el número de estudiantes que hay en la Universidad es escasísimo; y el dominar idiomas, rara avis in terris-.

    Pero lo más grave es que, anglicanizada España, el idioma español –internacional, como el inglés, el francés, el ruso, el árabe y el portugués- vendrá a menos: los extranjeros no necesitarán estudiarlo –sobre todo, los anglosajones-; dejaremos de demandar que se use en las funciones internacionales; y desaparecerá definitivamente de las zonas en las que se halla en peligro (Puerto Rico, Filipinas, Sahara Occidental, sur de los Estados Unidos), porque ¿qué ejemplo les daremos a estos hispanohablantes si nosotros mismos despreciamos el idioma que decimos que también es el suyo? Allende de esto, con el paso del tiempo, la abundancia de anglicismos será mayor, porque la gente se entenderá con las palabras inglesas sin necesidad de buscar adaptaciones de ellas. Los que piden que se respeten los anglicismos y nos acusan de puristas, paradójicamente, no hacen lo mismo cuando se reprocha a los españoles que no dominamos bien el inglés y que, cuando lo hablamos, metemos mucho la pata. ¿Por qué los errores de un hispanohablante, al usar el español, son menos graves que los de un español al emplear inglés, si esta última lengua es extraña y, por tanto, un hispanohablante estará más propenso a confundirse? ¿Por qué, si los anglomaníacos tanto quieren que los españoles hablemos en inglés rechazan que metamos hispanismos, cuando ellos tanto gustan de meter anglicismos en el español? La respuesta a esto es la siguiente: porque los anglomaníacos, aunque lo nieguen, tienen al inglés por superior y el <<corromperlo>> o <<usarlo mal>> les duele, cosa que no les ocurre con su despreciado español o castellano -que es su idioma, por cierto-.

jueves, 19 de mayo de 2016

GÜI GÜIL GÜIN YUROVISION



Nos anglicanizamos al cantar en inglés en Eurovisión pero no ganamos


     Como ya sabíamos y temíamos, España llevó a Yurovision este año su cancioncilla in inglis.

     Hace dos años que nos resolvimos a anglicanizarnos en esto sin reparo. Hasta entonces, a lo más, se llevaba el estribillo (alguien supongo que se acordará de Rosa y su Yúrops livin a selebreision); pero hace dos años la cosa fue más grave: la cancioncilla estaba en su mayor parte in inglis, por lo que, al enterarse de ello, algunas personas escribieron a la Real Academia para manifestar su –natural- extrañeza, extrañeza que era la mía también. ¿Qué hacía España cantando en inglés?; ¿no es el español una lengua internacional?; ¿no hablan español más de cuatrocientos cincuenta millones de personas? (a lo cual añado yo: <<y aun lo habrían hablado muchos millones más a no haber sido por el Tratado de Guadalupe Hidalgo de 1848 y la guerra de 1898>>). La Academia participó la extrañeza a RTVE, mas lo único que respondió el <<ente>> -así lo llaman ahora- fue que era casi imposible ganar si no se cantaba in inglis. Recuerdo que, a continuación, hubo una no muy grande polémica, a causa de la cual dicen las malas lenguas que la cantante llegó a reducir… ¡la parte en español! Así y todo, anglicanizados, no ganamos.

     En 2015 Edurne reparó el desaguisado cantando otra vez en nuestro idioma –sin ganar, claro está-; pero este año hemos vuelto a rendirnos al inglis, bien que de poco nos ha servido, porque quedamos muy lejos de lo de güi ar de güiners.

     A poco de enterarse del fracaso, el director de la RAE se ha preguntado cuál será la próxima ocurrencia de España para ganar Eurovisión, visto que lo de que no ganábamos porque no cantábamos in inglis ya no parece muy sostenible.

     Muchos son los que opinan que, haga lo que haga, España no podrá ganar nunca y ello porque parece –yo no sé si es cierto- que en Yurovision las naciones se votan unas a otras por amistad o vínculos históricos y culturales; por lo que, comoquiera que las del Este son el mayor número –y están muy anglicanizadas-, son las que más fácil lo tienen para conseguir el triunfo. Lo que sí sé –y no tengo ni la más mínima duda- es que el director de la RAE ha dado en el clavo al decir que muchos españoles piensan que la lengua que nos ha de representar ante los extranjeros es el inglés. Yo, por eso, estoy convencido de que, tras estas dos sons in inglis, vendrán más y más, de suerte que el cantar in inglis acabará siendo lo habitual de España… esto es, que lo habitual de los españoles, con el paso del tiempo, será el considerar que su lengua –internacional- no vale para las funciones internacionales. Y, por desgracia, no sOlo pasará esto en Yurovision.

     Si había pocos incentivos para ver Yurovision, ahora tenemos menos aún.

    Nota. A trancas y barrancas, Francia sigue resistiendo, aunque ha cantado alguna vez en inglés y lleva otras la letra en francés e inglés. Esto creo que también debería movernos a reflexionar.



martes, 10 de mayo de 2016

LA LEY DE TOUBON TRADUCIDA


  Francia defiende su lengua y evita la anglicanización con la Ley de Toubon.  

LEY Nº 94-665 DE 4 DE AGOSTO DE 1994, DE USO DE LA LENGUA FRANCESA


     1. La lengua francesa, lengua de la República en virtud de la Constitución, es parte integrante esencial de la personalidad y del patrimonio de Francia.
     Es la lengua de la educación, el trabajo, el comercio y los servicios públicos.
     Es el vínculo primoroso de los Estados que constituyen la comunidad de habla francesa. 

    2. Es obligatorio el uso de la lengua francesa en la denominación, oferta, presentación e instrucciones sobre empleo y utilización de un bien, producto o servicio, así como en la descripción de sus propiedades y saneamiento, y en las facturas y recibos.
     Lo mismo se aplica a cualquier forma de publicidad, escrita, hablada o audiovisual.
     Las disposiciones del presente artículo no comprenden la denominación de los productos típicos y especialidades de origen extranjero conocidos por el público en general.
     La legislación de marcas no se opone a que se apliquen los párrafos primero y tercero del presente artículo a las indicaciones e informaciones registradas con la marca.

     3. Cualquier letrero o anuncio destinado a informar al público y colocado o hecho en la vía pública, en un lugar abierto al público o en un medio de transporte público debe estar en francés.
     Si el que escribe un letrero con infracción de las disposiciones anteriores es un tercero usuario de un bien perteneciente a una persona jurídica de derecho público, una vez acreditada la infracción, se debe avisar a dicho usuario para que lo enmiende, a su cuenta, y dentro del plazo que se le fije para ello.
     Si no se atendiera el aviso, considerando la gravedad de la infracción, el infractor puede ser privado del uso del bien, cualesquiera que fueran el contenido de su contrato o las condiciones de la autorización que se le hubiera concedido. 

     4. Cuando los letreros o anuncios a que se refiere el artículo anterior hayan sido colocados o hechos por personas jurídicas públicas o personas privadas encargadas de un servicio público y tuvieran que traducirse, las traducciones serán, por lo menos, dos.
     En todos los casos en que los avisos, anuncios y letreros a que se refieren los artículos 2 y 3 de esta Ley se acompañen de una o más traducciones, la exposición en francés debe ser tan legible, audible o inteligible como la hecha en las lenguas extranjeras.
     En el ámbito del transporte internacional, un decreto informado por el Consejo de Estado especificará los casos y condiciones en que se puede exceptuar lo dispuesto en el presente artículo.

     5. Los contratos en que sea parte una persona jurídica de derecho público o una persona privada encargada de un servicio público deben escribirse en francés, cualesquiera que fueren su objeto y forma. Los dichos contratos no pueden contener ninguna expresión ni término extranjero para los que haya expresión o término francés equivalentes autorizados según los reglamentos de enriquecimiento de la lengua francesa.
     Estas disposiciones no son aplicables a los contratos celebrados por una persona jurídica de derecho público que gestione operaciones fabriles y comerciales, el Banco de Francia o la Caja de Depósitos y Consignaciones y que se ejecuten totalmente fuera del territorio nacional. A los efectos de este párrafo, se considera que se ejecutarán totalmente fuera de Francia los préstamos otorgados según el artículo 131 quáter del Código General de Impuestos, así como los contratos destinados a la prestación de servicios de inversión en el sentido del artículo 4 de la Ley 96-597 de 2 de julio de 1996, de modernización de la actividad económica y en los que se eche de ver que su ejecución corresponde a una jurisdicción extranjera.
     Los contratos mencionados en este artículo celebrados con uno o más contratantes extranjeros pueden incluir, además del texto en francés, una o más versiones en idiomas extranjeros, que podrán también ser auténticas.
     Una de las partes contratantes no podrá servirse de una cláusula escrita en lengua extranjera, hecha con infracción de lo dispuesto en el párrafo primero, contra la parte a la que perjudique.

     6. Todos los participantes en una exposición, seminario o congreso preparado en Francia por personas físicas o jurídicas de nacionalidad francesa tienen el derecho de expresarse en francés.
     Los documentos distribuidos a los participantes antes del acto y durante el mismo para dar a conocer el programa deben escribirse en francés, y podrán acompañarse de traducciones a una o a más lenguas extranjeras.
     Cuando en una exposición, seminario o congreso se haga distribución, entre los participantes, de documentos preparatorios o de trabajo, o se publiquen actas o cuentas correspondientes a un trabajo, los textos e intervenciones en lengua extranjera deben ir acompañados, al menos, de un resumen en francés.
     Estas disposiciones no son aplicables a las exposiciones, seminarios y congresos que sólo atañan a extranjeros ni a las exposiciones de promoción del comercio exterior de Francia.
     Cuando la facultad de preparar los actos referidos en este artículo corresponda a una persona jurídica de derecho público o una persona jurídica de derecho privado encargada de un servicio público, dicha persona habrá de apercibir los mecanismos de traducción pertinentes.

     7. Las publicaciones, revistas y comunicaciones que se difundan en Francia, cuando estén escritas en idioma extranjero, habrán de llevar en francés, por lo menos, un resumen de su contenido siempre que procedan de una persona jurídica de derecho público, una persona privada encargada de un servicio público o una persona privada beneficiaria de una subvención pública.

     8. Los tres últimos párrafos del artículo L 121-1 del Código de Trabajo se sustituyen por cuatro párrafos nuevos del tenor siguiente:
     <<El contrato de trabajo hecho por escrito estará en francés.
     Cuando el trabajo que es objeto del contrato sólo pueda designarse con un término extranjero que carezca de equivalente en francés, dicho contrato debe incluir una explicación en francés de tal término extranjero. Cuando el trabajador sea extranjero y el contrato se haga por escrito, se llevará al cabo, a petición del dicho trabajador, una traducción a su lengua. Ambos textos se considerarán igualmente auténticos ante los tribunales.
     En caso de discrepancia entre ambos textos, sólo el escrito en el idioma del trabajador extranjero puede invocarse contra él.
     El empresario no podrá servirse de las cláusulas de un contrato de trabajo hecho con infracción de este artículo contra el trabajador al que perjudiquen>>.

     9. I.- El artículo L 122-35 del Código del Trabajo se completa con un párrafo del tenor siguiente:
    << El reglamento de régimen interior estará escrito en francés. Puede acompañarse de la traducción a una o más lenguas extranjeras>>.
     II.- A continuación del artículo L 122-39 del Código del Trabajo se inserta un artículo L 122-39-1 del tenor siguiente:
    << Artículo L 122-39-1.- Cualquier documento que contenga obligaciones para el empleado o disposiciones de necesario conocimiento para ejecutar su trabajo debe escribirse en francés.
     Puede acompañarse de la traducción a una o más lenguas extranjeras
     Estas disposiciones no se aplicarán a los documentos recibidos desde naciones extranjeras o que estén destinados a extranjeros>>.
     III.- En los párrafos primero y tercero del artículo L 122-37 del Código del Trabajo, las palabras<< artículos L 122-34 y L 122-35>> se sustituyen por las siguientes:<< artículos L 122- 34, L 122-35 y L 122-39-1>>.
     IV.- Se añade, tras el artículo L 132-2 del Código de Trabajo, un artículo L 132-2-1, del tenor siguiente:
    << Artículo L 132-2-1.- Los pactos y convenios colectivos de trabajo así como los convenios de empresa o de centro de trabajo deben escribirse en francés. Cualquier disposición escrita en idioma extranjero no es oponible a los trabajadores a quienes perjudique>>.

     10. El número 3° del artículo L 311-4 del Código de Trabajo queda de la siguiente manera:
     <<3 ° Texto escrito en una lengua extranjera: Cuando el empleo o trabajo ofrecidos sólo puedan designarse mediante un término extranjero sin equivalente en francés, el texto en francés debe incluir una descripción suficientemente circunstanciada que no mueva a error en la manera del número 2º anterior.
     Lo establecido en los dos párrafos anteriores se aplicará a los servicios que se hayan de prestar en territorio francés, cualquiera que sea la nacionalidad del oferente o del empresario; y a los servicios que se hayan de prestar fuera del territorio francés cuando el oferente o empresario sea francés, y ello aunque uno de los requisitos del puesto de trabajo sea el perfecto dominio de un idioma extranjero. Sin embargo de esto, los directores de publicaciones escritas, en todo o en parte, en idioma extranjero pueden, en Francia, recibir las ofertas de trabajo en tal idioma>>.

     11. I.- La lengua de la educación, de los exámenes y los concursos, así como de las tesis y disertaciones en las instituciones públicas y privadas de enseñanza es el francés, salvo las excepciones que justificadamente se acuerden para la enseñanza de idiomas o culturas regionales o extranjeras, o cuando los profesores sean asociados o invitados.
     No están sujetas a este precepto las escuelas extranjeras, las especialmente preparadas para recibir a estudiantes de nacionalidad extranjera así como las de educación internacional.
     II.- A continuación del párrafo segundo del artículo 1 de la Ley nº 89-486 de 10 de julio de 1989, que trata de la política educativa, se inserta el siguiente párrafo:
    << El dominio de la lengua francesa y el conocimiento de otras dos lenguas son dos de los fines principales de la educación>>.

     12. Delante del capítulo I del título II de la Ley nº 86-1067 de 30 de septiembre de 1986, reguladora de la libertad de comunicación, se inserta un artículo 20-1 del siguiente tenor:
    << Artículo 20-1.- El uso del francés es obligatorio en todo lo que constituya las emisiones y mensajes publicitarios de las corporaciones, compañías y servicios de radiodifusión y televisión, cualquiera que sea su modo de propagación o distribución, salvo en lo tocante a las obras cinematográficas y audiovisuales en versión original.
     Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 2 bis del artículo 28 de esta Ley, el párrafo anterior no se aplicará a las obras musicales cuya letra se halle, en todo o en parte, en un idioma extranjero.
     La obligación establecida en el primer párrafo no se aplicará a los programas, partes de programas o anuncios incluidos en ellos que hayan sido diseñados para transmitirse del todo en un idioma extranjero o cuyo propósito sea el aprendizaje de un idioma. Tampoco se aplicará a las transmisiones de ceremonias religiosas.
     Cuando las emisiones o mensajes comerciales mencionados en el primer párrafo de este artículo vayan acompañados de versiones en idiomas extranjeros, la exposición en francés deberá ser tan legible, audible o inteligible como la hecha en lengua extranjera>>.

     13. La Ley Nº 86-1067 de 30 de septiembre de 1986 se modifica de esta manera:
     I.- Después del sexto párrafo del punto II del artículo 24 se añade el párrafo siguiente:
    <<El respeto de la lengua francesa y la expansión de la comunidad de habla francesa>>.
     II.- En el artículo 28, se inserta después del 4, un 4 bis del tenor siguiente:
    << 4 bis. Las disposiciones para asegurar el respeto de la lengua francesa y la expansión de la comunidad de habla francesa>>.
     III.- En el artículo 33, se inserta después del 2, un 2 bis del tenor siguiente:
    << 2 bis Las disposiciones para asegurar el respeto de la lengua francesa y la expansión de la comunidad de habla francesa>>.

     14. I.- Las personas jurídicas de derecho público tienen prohibido el uso de una marca de fábrica, de comercio o de servicio consistente en una expresión o un término extranjero cuando haya expresión o término francés que signifiquen lo mismo y hayan sido aprobados según los reglamentos de enriquecimiento de la lengua francesa. Esta prohibición comprende a las personas jurídicas de derecho privado encargadas de un servicio público cuando estén prestando dicho servicio.
     II.- Las disposiciones de este artículo no son aplicables a las marcas utilizadas por primera vez antes de la entrada en vigor de la presente Ley.

     15. La concesión de subvenciones de cualquier clase por parte de las autoridades e instituciones públicas está condicionada a que los beneficiarios respeten las disposiciones de esta Ley.
     El incumplimiento puede acarrear la obligación de devolver total o parcialmente la dicha subvención, bien que después que el interesado haya tenido la oportunidad de presentar alegaciones.

     16. Además de los oficiales y agentes de la policía judicial que obren según lo dispuesto en el Código de Procedimiento Penal, los agentes mencionados en los números 1, 3 y 4 del artículo L 215-1 del Código de consumo están facultados para investigar y comprobar la infracción de las disposiciones dictadas para la aplicación del artículo 2 de esta Ley.
     Con este fin, los agentes pueden entrar, de día, en los lugares y vehículos enumerados en el párrafo primero del artículo L 213-4 del dicho Código y en aquellos en que se lleven al cabo las operaciones mencionadas en el artículo L 216-1, con la excepción de los lugares también destinados a residencia.
     Pueden pedir, a fin de consultarlos, los documentos necesarios para el desempeño de su función; hacer copias; y coger, bien valiéndose del oportuno llamamiento a las personas interesadas, bien en el lugar en que se hallen, las informaciones y pruebas pertinentes para el cumplimiento de sus funciones.
     También pueden tomar muestras de los bienes o productos aquí comprendidos con las condiciones establecidas en Decreto informado por el Consejo de Estado.

      17. Incurrirá en las penas del párrafo segundo del artículo 433-5 del Código penal quien impida, de manera directa o indirecta, el ejercicio de las funciones de los agentes a que se refiere el párrafo primero del artículo 16 o no ponga a su disposición todos los medios necesarios para tal fin.

     18. Las infracciones de las normas promulgadas para la aplicación de esta Ley se harán constar en actas, que darán fe, salvo prueba en contrario.
     El acta deberá enviarse al Fiscal, so pena de nulidad, dentro de los cinco días siguientes a su conclusión. En el mismo plazo también se facilitará al interesado una copia.

     19. Se incluye, a continuación del artículo 2-13 del Código de Procedimiento Penal, un artículo 2-14 con el siguiente tenor:
    << Artículo 2-14 - Cualquier asociación debidamente registrada que tenga por fin en sus estatutos la defensa de la lengua francesa y que haya sido autorizada según las condiciones establecidas por decreto informado por el Consejo de Estado podrá ejercer los derechos reconocidos a la parte civil en lo que concierne a las infracciones de las disposiciones de los textos adoptados para la aplicación de los artículos 2, 3, 4, 6, 7 y 10 de la ley Nº 94-665, de 4 de agosto de 1994 sobre el uso de la lengua francesa>>.

     20. La presente Ley es de orden público.
     Se aplicará a los contratos celebrados tras su entrada en vigor.

     21. Las disposiciones de esta Ley se entenderán sin perjuicio de la legislación y reglamentos relativos a las lenguas regionales de Francia, a cuyo uso no se opone.

     22. Cada año, antes del 15 de septiembre, el Gobierno remitirá a las Cortes un informe sobre la aplicación de esta Ley y las disposiciones contenidas en los convenios o tratados internacionales relativas a la situación de la lengua francesa en las instituciones internacionales.

     23. Lo dispuesto en el artículo 2 entrará en vigor en la fecha de publicación del Decreto informado por el Consejo de Estado que regule las infracciones de las disposiciones de aquel artículo y, a lo más, dentro de los doce meses siguientes a la publicación de esta ley en el Diario Oficial.
     Lo dispuesto en los artículos 3 y 4 de la presente Ley entrará en vigor a los seis meses de la entrada en vigor del artículo 2.

     24. Se deroga la ley N ° 75-1349, de 31 de diciembre de 1975 sobre el uso de la lengua francesa, excepto: los artículos 1 a 3, que quedarán derogados tras la entrada en vigor del artículo 2 de la presente Ley; y el artículo 6, que quedará derogado en la fecha de entrada en vigor del artículo 3 de la presente Ley.

     Esta Ley se ejecutará como Ley del Estado. 

     Hecha en París el 4 de agosto de 1994.




     NOTA.- No hallando traducción alguna al español de esta importantísima ley, que en España deberíamos imitar, he intentado traducirla por mí mismo. A pesar de lo imperfecta que me ha quedado la traducción, confío en que, por lo menos, los que la lean entiendan poco más o menos cómo los franceses cuidan de su idioma.







martes, 3 de mayo de 2016

DIGRESIÓN: ¿HOLANDA O PAÍSES BAJOS? ¿HOLANDÉS O NEERLANDÉS?



Es lo mismo Holanda que Países Bajos; y lo mismo holandés que neerlandés


     A varios críticos les parece que usar Holanda por Países Bajos y holandés por neerlandés es erróneo. Se fundan para ello en que Holanda es una provincia de los dichos Países Bajos y, por tanto, dan en que sería incorrecto llamar <<holandeses>> a los neerlandeses, de la misma manera que también sería incorrecto llamar a los españoles <<madrileños>> o <<béticos>>.

     La primera parte del razonamiento es irrefutable, porque, ciertamente, Holanda es una parte de la monarquía europea que se llama <<Países Bajos>> (Nederland en su lengua) y los holandeses son una parte de los ciudadanos de tal monarquía.

     Pero el porqué los españoles llamamos <<holandeses>> a los neerlandeses no tiene que ver con el uso incorrecto o impropio del idioma, sino solo con la historia :

     La herencia borgoñona de Carlos I de España y V de Alemania comprendía los llamados entonces Flandes o Países Bajos, que incluían no solo lo que hoy se conoce con este último nombre, sino también el territorio del actual Estado de Bélgica. Cuando el protestantismo se expande por Europa, se asienta en los territorios que caían al norte de los entonces Países Bajos, pero no en los meridionales. En tiempos de Felipe II el conflicto entre los católicos y los protestantes acaba convirtiéndose en una guerra (no solo civil, sino también internacional, porque los protestantes fueron apoyados por ingleses, escoceses y muchos voluntarios alemanes y franceses) que seguirá hasta el tiempo de Felipe III -y aun después-, cuando dicho monarca, al no poder someter a los protestantes del norte, ha de reconocer su independencia. El sur –católico- permanecerá en manos españolas hasta la Guerra de Sucesión, a principios del siglo XVIII. Aún hoy las consecuencias religiosas de aquella guerra se echan de ver en que los que llamamos neerlandeses son protestantes; a diferencia de los belgas, los cuales siguen siendo católicos.

     Fue durante la guerra cuando comenzó a llamarse <<holandeses>> a los del norte (aunque ellos se llamaban a sí mismos las Provincias Unidas) por la razón de que el Gobierno y las principales fuerzas de los protestantes se hallaban en la provincia de Holanda. Al partirse el territorio, ni que decir tiene que se siguió llamando <<holandeses>> a los separados; y, desde entonces, todavía los llamamos así.

     Puede comprobarse el uso de tal denominación en la obra de Antonio Carnero Historia de las guerras civiles que ha habido en los Estados de Flandes desde el año 1559 hasta el de 1609 y las causas de la rebelión de dichos Estados, publicada en 1625 (disponible en GOOGLE BOOKS).