viernes, 18 de mayo de 2018

HEBDOMADAL


Hebdomadal o hebdomadario.


     En español tenemos el adjetivo de origen latino hebdomadario (‘semanal’). Algunas veces se oye hebdomadal, que también procede del latín.

     No está en el DLE, aunque su uso se remonta a la época clásica, como vemos en este texto de las Constituciones, estatutos y privilegios de la Universidad Luliana del Reino de Mallorca [1698]:

     «Ítem estatuimos y ordenamos que, a más de las conclusiones anuales de los catedráticos, se lleve toda puntualidad en los ejercicios de conclusiones hebdomadales, conferencias o academias en todas las facultades, señaladamente las de Filosofía y Teología, en las cuales se observará hacer argüir las tres opiniones contrarias a la que sustentare…» (páginas 160 y 161).



       Texto sacado de libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fecha de consulta y enlace: 18 de mayo de 2018).
 
 
 


 

domingo, 13 de mayo de 2018

OCCISOR


Occisor


     En el DLE hallamos occisión y occiso, pero no occisor (vocablo latino, como los otros dos, que significa ‘homicida’ o ‘matador violento’).

     Se usó en la época clásica, como acreditan las siguientes citas de El ente dilucidado, de Antonio de Fuentelapeña [1676]:

     «Responderán los dichos que en esos textos solo se dice se queda irregular cuando consta de un homicidio y hay duda en el occisor…» (página 96, columna 1; en la edición de 1677 se halla en la página 89, columna 2).

     «… sino que ha sido averiguación jurídica, por donde no pocas veces la justicia ha descubierto al occisor. Hipólito Alarsilio depone de haber él mesmo averiguado con dicho indicio algunos homicidios…» (página 378, columna 1; en la edición de 1677 se halla en la página 340, columna 1).

     Hoy día apenas se oye.

 


      Textos sacados de libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fecha de consulta y enlace: 14 de mayo de 2018).






viernes, 11 de mayo de 2018

VESUBINO, VESUBIANO


Vesubino, vesubiano.



     El adjetivo vesubino procede del latín y designa lo perteneciente o relativo al Vesubio, famoso volcán de Italia.

     No está en el DLE, aunque tiene algo de uso.

     Hallamos un ejemplo de su empleo en la época clásica en la traducción de la Eneida que hizo Juan Francisco de Enciso Monzón [1698]:

     «No fue más formidable aquel Tifeo/ que movió contra el rey omnipotente/ la furia vesubina en el aliento/ y el mavorcio furor en brazos ciento» (página 203, columna 2).


     Además de vesubino, se oye a veces vesubiano, cuyo uso también se remonta a la época clásica:

     «Otros muchos tomaron por ejercicio el peregrinar solamente por esta averiguación. De Plinio ya sabéis que en ella fue sorbido de la boca de aquella montaña vesubiana» (Manuel de Faria y Sousa, Luisíadas, de Luis de Camoens, príncipe de los poetas de España, tomos I y II [1639], página 491, columna 1).

     «… hizo a la ciudad algunas gracias, y la restituyó a su antigua quietud en el incendio vesubiano del año de 1632, cuando estuvo Nápoles a pique de despoblarse por los continuados terremotos, arroyos de azufre y betún encendido que salían del monte…» (Pablo Antonio de Tarsia, Tumultos de la ciudad y reino de Nápoles en el año 1647 [1670], página 25, columna 2).



     Textos sacados de libros de dominio público de GOOGLE BOOKS (fecha de consulta y enlace: 11 de mayo de 2018).

 




sábado, 5 de mayo de 2018

EN MEMORIA DE JOSÉ MARÍA ÍÑIGO

José María Íñigo, gran enemigo de los anglicismos.

     Hoy, 5 de mayo de 2018, ha muerto, a los 75 años de edad, el conocido periodista José María Íñigo Gómez. Era, en la actualidad, uno de los más acérrimos enemigos del uso de anglicismos y otros extranjerismos innecesarios.

     Todos los domingos, en el programa Hoy no es un día cualquiera, de Radio Nacional de España, presentaba el apartado ¡Hablemos español, leches!, donde se criticaban las muchas voces inglesas que afean y corrompen nuestro idioma; a la par, se proponía cómo traducir dichas voces de la manera más correcta.

     Otra cosa muy importante de ¡Hablemos español, leches! era que gran parte de los anglicismos que se analizaban los mandaban los propios radioyentes (que veían tales vocablos, mayormente, en anuncios y establecimientos comerciales), con lo que se favorecía, así, que la gente participara en una gran tarea de crítica constructiva —mostrando, además, que no todos aceptan irreflexivamente lo anglosajón como si fuera lo más maravilloso del mundo—.

     Una vez, se leyó el mensaje de un radioyente que había estudiado en Francia hacía muchos años. En el mensaje contaba que uno de sus profesores de entonces se quejaba de que los anglicismos estaban destrozando el idioma de Molière. Tal cosa sirvió para sacar a colación que en España ahora comenzábamos a caer en la cuenta de lo mismo que en el país vecino respecto de nuestra propia lengua.

     Ni que decir tiene que hay que continuar con tal labor.


     Requiescat in pace.